Información histórica sobre la Corta de la Cartuja

El ingeniero de Caminos Mariano Palancar, autor del reportaje
El ingeniero de Caminos Mariano Palancar, autor del reportaje

A principios del 2013, la revista Andalucía Inmobiliaria editó un número interesante sobre la Construcción de Sevilla en las últimas décadas, basándose en la Exposición Organizada por GAESCO al celebrar su 50 aniversario.

Colaboraron en ese número el alcalde de Sevilla y los responsables de Servicios Urbanos, el Puerto de Sevilla, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, los Colegios profesionales de Arquitectos, Ingenieros y Aparejadores, así como representantes de grandes empresas constructoras.

Todos coincidían en la necesidad de disponer de la información adecuada sobre los grandes proyectos que han conformado nuestra ciudad. Como colaborador de esta revista señalé que la Corta de la Cartuja era uno de los grandes proyectos que merecía ser mejor conocido y adecuadamente valorado.

He recordado luego un artículo publicado en el año 2010 por Antonio Burgos en ABC titulado ‘Écija, Venecia y Mariano Palancar’, en el que el famoso cronista sevillano decía que Sevilla no había valorado ni agradecido la ejecución de la Corta de la Cartuja, que había dado seguridad a la ciudad frente a la amenaza del Guadalquivir.

Todo ello me ha animado a escribir este artículo en el que, de forma resumida, aporto información básica sobre la Corta de la Cartuja, tras explicar la importancia histórica de las inundaciones.

 

Las inundaciones forman parte de la historia de Sevilla y están documentadas en el famoso libro de D. Francisco de Borja Palomo ‘Historia crítica de las riadas o grandes avenidas del Guadalquivir en Sevilla’, en el que se describen 89 grandes riadas entre 1297 y 1877. Este libro, que estaba agotado, fue editado de nuevo en el siglo XX gracias al Colegio de Aparejadores, una institución que ha sabido estar al servicio de Sevilla. Es un libro recomendable.

En el Prólogo el autor dice: “El municipio que logre liberar a Sevilla de las inundaciones alcanzará el más envidiable de los lauros y los nombres de sus individuos se grabarán en mármoles eternos para transmitir a la posteridad su obra”.

Muestra cómo se valoraba hace años la lucha contra la inundaciones.

 

El proyecto de la Corta de La Cartuja

 

A principios del año 1969, recién nombrado director de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, me informaron del proyecto de la Corta de La Cartuja, en fase de estudio, para defender a la ciudad del ataque del Guadalquivir.

Carlos Conradi, jefe de la zona de Sevilla y prestigioso ingeniero hidráulico, y Alberto López García, ingeniero encargado del proyecto, me explicaron que se trataba de una obra urgente porque el antiguo muro de defensa presentaba socavaciones importantes a la altura de San Jerónimo. El tema se convirtió en mi preocupación principal y los ingenieros de la Confederación decían en broma que yo era el director de la Confederación, el jefe de Sevilla y el ingeniero encargado de la Corta de La Cartuja. El proyecto estaba en marcha pero pendiente de la realización de sondeos para conocer el subsuelo del nuevo cauce y los propietarios de los terrenos, que eran familia del General Queipo de Llano, no autorizaban la entrada de maquinaria. Escribí una carta amable indicando que la Ley permite la entrada sin la autorización del propietario, pero que confiaba que no sería necesario. Se resolvió el problema.

El proyecto se terminó y se aprobó técnicamente en el año 1970, y tras los trámites reglamentarios y la Información Publica, en la que no hubo alegaciones, el proyecto se aprobó definitivamente el año 1972, pendiente sólo de la financiación.

De acuerdo con lo previsto en la Ley de 7 de julio de 1911, se intentó primero que el Ayuntamiento aportara el 50% del presupuesto; después se rebajó la aportación municipal a un 10% testimonial, pero el Ayuntamiento no aceptó ninguna fórmula de colaboración económica a causa de su insolvencia.

Finalmente, la Confederación propuso a la Superioridad, y se consiguió que las obras se financiaran al 100% por el Ministerio de Obras Públicas.

Se decidió además la intervención del Ministerio de la Vivienda para hacerse cargo de las expropiaciones, no sólo de los terrenos necesarios para la obra sino también de los terrenos que, como consecuencia de ella, dejaban de ser inundables y podían ser urbanizables. Era la fórmula para evitar la especulación.

En el año 1975 el Ayuntamiento, forzado por su situación de insolvencia, aceptó la solución económica del proyecto que consistía en verter las tierras sobrantes de la excavación del nuevo cauce, en el cauce antiguo.

 

La construcción

 

En el año 1975 se adjudicaron las obras a la empresa Construcciones Hernando S.A. por un importe de 738 millones de pesetas en números redondos. Teniendo en cuenta que el proyecto afectaba a diferentes infraestructuras y servicios urbanos propuse la creación de una Comisión coordinadora para abordar la concertación entre las Administraciones implicadas y con fecha 8 de marzo de 1975 se creó, por Orden Ministerial, la Comisión Coordinadora de la Corta de La Cartuja.

•     Esta Comisión, presidida por el director de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, estaba constituida por los representantes de las siguientes instituciones:

o    Dirección General de Carreteras.

o    Dirección General de Ferrocarriles Terrestres.

o    RENFE.

o    Dirección General de Puertos.

o    Ayuntamiento de Sevilla.

o    EMASESA.

Desde que se creó la Comisión en el año 1975 hasta que se terminaron las obras en el año 1982 la Comisión celebró doce reuniones analizando los problemas, acordando soluciones adecuadas y las líneas de actuación, teniendo en cuenta todas las opiniones.

Fue un órgano eficaz que funcionó bien.

•     En el año 1977, siendo alcalde Fernando Parias Merry, el Ayuntamiento de Sevilla anunció que se retractaba de su acuerdo inicial del año 1975 que aprobaba la llamada ‘solución económica’ y pedía mantener la lámina de agua en el viejo cauce y no verter al mismo las tierras procedentes de la excavación del nuevo cauce. Suponía un cambio importante, con consecuencias legales y económicas notables. Hay que decir que, en general, no veíamos con gusto la solución de cegar el viejo cauce.

•     Las obras estuvieron paradas durante el año 1978 .

•     En el año 1979 se avanzó en la definición de una solución que atendía, en líneas generales, la petición municipal.

•     En el año 1982 se terminaron felizmente las obras de la Corta de La Cartuja tras haber superado dificultades de diferente tipo gracias al esfuerzo de todos.

 

Balance de la Corta de La Cartuja

 

Los buenos proyectos suelen proporcionar más beneficios de los previstos, al revés de lo que pasa con los malos proyectos.

Comento los beneficios directos y también otros diferidos o colaterales.

•     La defensa de la amenaza del Guadalquivir.

Con la ejecución de la Corta de La Cartuja, Sevilla quedaba liberada del peligro de inundaciones causadas por el río Guadalquivir, un hecho transcendental que hoy en día parece difícil de entender y de valorar.

Es necesario subrayar que el éxito final se debe, en gran parte, a la labor de concertación realizada por la Comisión Coordinadora de la Corta de La Cartuja.

•     Ganancia de espacio urbano.

La Corta de La Cartuja supuso para Sevilla la ganancia de que unas 400 hectáreas -4 millones de metros cuadrados- que pasaron de ser suelo agrícola inundable a posible suelo urbanizable que pasó a llamarse Isla de la Cartuja.

•     Desaparición del llamado tapón de Chapina.

Se llamaba así a una zona aterrada en el antiguo cauce en la que existía un campo de fútbol.

Tras la Corta de La Cartuja se pudo eliminar este aterramiento dando continuidad al viejo cauce.

Años después se construiría un hermoso puente proyecto de José Luis Manzanares.

•     Recuperación del Charco de La Pava.

En el año 1989, próxima ya la EXPO’92, se firmó un acuerdo entre el ministro de Obras Públicas, Javier Saenz de Cosculluela; el alcalde de Sevilla, Manuel del Valle; y el consejero delegado de la Sociedad Estatal EXPO’92, Jacinto Pellón, declarando de actuación urgente la adecuación de los terrenos de la margen izquierda del río Guadalquivir entre los puentes del Patrocinio y el de San Juan de Aznalfarache. Se trataba de unas 100 hectáreas de propiedad pública y privada que constituía un foco de degradación social: restos de viejas industrias, ocupantes ilegales, prostitución, drogas, mafia y ratas. El Ayuntamiento de Sevilla solicitó a la Confederación que se ocupase de este difícil tema. La Confederación aceptó, encargando la tarea a Luis Rein, prestigioso Ingeniero Agrónomo del Organismo que la llevó a cabo con éxito. Durante la EXPO’92 sirvió como zona de apoyo logístico; posteriormente ha servido de aparcamiento durante la Feria de Abril, y finalmente es un parque para Triana.

Pocos conocen esta historia.

•     LA EXPO’92.

Aunque puede parecer exagerado, creo que la EXPO’92 fue posible gracias a disponer de un espacio ideal que existe gracias a la Corta de La Cartuja. Recuerdo que en plena EXPO’92 oí decir a Jaime Montaner que la Expo habido sido posible gracias a la providencia. Y yo pensaba que la providencia tenía nombre: Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

 

Conclusión

 

Creo sinceramente que esta información sobre la Corta de La Cartuja, resumida, cierta y documentada, está en línea con los buenos deseos expresados en el número citado de Andalucía Inmobiliaria por tantos dignos representantes de la Ciudad.

Quiero terminar de manera positiva subrayando la importancia decisiva de la concertación para desarrollar grandes proyectos, que ha sido la labor desarrollada por la Comisión Coordinadora de la Corta de La Cartuja.

En Sevilla, como en toda España, se lleva más la confrontación que la concertación, y así nos va. Ai  

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