«En esta comunidad hay magníficos empresarios, pero somos pocos»

Santiago Herrero León

Presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía

 

Licenciado en Derecho por la Hispalense –es abogado en ejercicio del Ilustre Colegio de Sevilla desde 1973- y titulado en Dirección de Empresas por la Cámara de Comercio de Sevilla, Santiago Herrero León (Sevilla, 1947) afronta desde marzo de 2010 su tercer mandato al frente de la patronal de los empresarios andaluces, cargo al que accedió por vez primera en febrero de 2002. También desde 2002 ocupa la vicepresidencia de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).

Presidente de la CEA
Santiago Herrero León

En la pasada década fue asimismo presidente de la Comisión de Relaciones Laborales de la CEOE durante casi dos años, y desde 2002 es notable del Consejo Superior de Cámaras de Comercio. Su vinculación con las organizaciones empresariales se remonta al inicio de su actividad profesional, habiendo participado tanto en la fundación de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) como de la Confederación Empresarial Sevillana (CES), en 1979 y 1977, respectivamente.

De su actividad profesional anterior destaca el haber sido secretario general de la CEA entre 1983 y 2002, de la CES entre 1977 y 1981 y del Consejo de Empresarios de Sevilla de 1974 a 1977. También ha sido miembro del Consejo Económico y Social de España; presidente de la Comisión de Mercado Único, Desarrollo Regional y Cooperación al Desarrollo del mismo organismo; consejero y vicepresidente del Consejo Económico y Social de Andalucía, y miembro de diversos consejos asesores de la Junta de Andalucía. Posee una amplia experiencia en el campo de la negociación colectiva, habiendo participado en los más importantes convenios de la provincia de Sevilla y en los sucesivos procesos de concertación social acaecidos en Andalucía.

Entre otras distinciones, es presidente fundador de la Fundación Doña María de las Mercedes, patrono fundador de la Fundación para el Desarrollo del Sur de Europa, académico de número y secretario canciller de la Academia de Ciencias Sociales y del Medio Ambiente de Andalucía.

Firme defensor de la figura del empresario como el único capaz de generar riqueza y empleo, asegura que en esta comunidad -que está 10 puntos por debajo de la media nacional en densidad de empresas- es imprescindible hacer un esfuerzo común por mejorar la imagen que proyecta dicha figura: “La sociedad valora el deporte, el arte o la cultura, pero no valora la actividad empresarial”, se lamenta. Al propio tiempo, reivindica una mayor formación especializada entre los jóvenes, imprescindible para aumentar su empleabilidad y sus oportunidades como futuros empresarios. En el marco de la crisis económica que asfixia a España apunta dos cuestiones básicas para salir de ella: el restablecimiento del flujo crediticio y la necesidad de empezar a compaginar medidas que permitan el cumplimiento de los compromisos impuestos por la Unión Europea con otras que impulsen la actividad en el país. Al propio tiempo, y en clave interna, asevera que tanto España como Andalucía necesitan más consulta y diálogo a la hora de adoptarse medidas que afectan a la mayoría de los ciudadanos.

 

Recientemente, la CEOE ofrecía en una nota unas estimaciones muy pesimistas para el empleo, el PIB y el cumplimiento del déficit para el año próximo. ¿Comparten estas previsiones en la CEA?

La CEOE tiene una Comisión de Economía, que se reúne con carácter previo a los órganos de gobierno de la Confederación. En esa comisión se reúnen los expertos de las principales empresas y sectores nacionales, y buscan un consenso sobre la media de las cantidades macroeconómicas más importantes del país. Por tanto, no hay mejor reflejo de la situación que ese consenso de dichos expertos. Comparto pues plenamente dichas previsiones, que marcan la realidad en la que nos desenvolvemos en este momento.

 

¿Cómo marcha su propuesta de crear una Mesa para el impulso y el relanzamiento de la economía andaluza? ¿Con quién le resta reunirse?

La iniciativa de crear una Mesa para el impulso y el relanzamiento de la economía andaluza ha sido, hasta la fecha, magníficamente acogida por todos los llamados a integrarla: los partidos políticos, los sindicatos y la propia patronal. Ya hemos celebrado reuniones de órganos de gobierno en las que hemos tratado este tema, y me he reunido con los dirigentes políticos de los principales partidos andaluces. La última reunión la celebré el pasado 2 de octubre con el coordinador general de Izquierda Unida, el vicepresidente Valderas, con quien coincidí en la necesidad de abordar retos comunes.

 

¿Cuáles son las claves principales que rodean dicha iniciativa?

Dicha iniciativa se puso en marcha porque entendía la Confederación que había llegado el momento de combatir la imagen de desunión, confrontación y desconfianza, transmitiendo un mensaje de credibilidad, de unión y de confianza de los partidos políticos y los agentes económicos y sociales en la economía andaluza. Lo hicimos desde la iniciativa empresarial para que se evitara cualquier susceptibilidad sobre legítimos intereses partidistas, ideológicos o cualquier otra cuestión que pudiera hacer que una iniciativa de este tipo, nacida en otros ámbitos, pudiera estar desde el principio lastrada por dicha circunstancia. Afortunadamente he comprobado que todo el mundo respalda la idea, e incluso entiendo que podría resultar muy conveniente a nivel nacional.

No creo que haya una sola manera de hacer las cosas ni creo que en estos momentos haya que hacerlas solo. Al contrario, tanto desde el Gobierno andaluz como el nacional, desde la oposición andaluza y la oposición nacional, sería muy apropiado trasladar a los mercados de la Unión Europea que todos estamos unidos frente a la grave crisis que tenemos en estos momentos. Esto es una solución extraordinaria para una coyuntura extraordinaria, que requiere enviar mensajes efectivos mediante acuerdos y compromisos.

 

¿Cómo podría calificar las relaciones entre el organismo que usted preside y el actual Gobierno del Sr. Griñán? ¿Es necesario más diálogo o más escucha mutua?

Las relaciones de un Gobierno con una organización empresarial están presididas por el programa político de dicho Gobierno y el interés que representa la organización. Se trata pues de una relación que tiene siempre muchas aristas para posibles confrontaciones. ¿Cómo se elimina eso? Con el diálogo que permite llegar a acuerdos sobre la situación y las soluciones de futuro, por el interés común. Con carácter general, respecto a los procesos normativos y con carácter particular, sobre las coyunturas concretas que se producen.

En Andalucía hemos articulado siempre esa relación a través de la concertación social, que creo que tiene enormes valores con independencia de las críticas que se producen de forma interesada hacia ella. Yo creo que ese modo de proceder y de relacionarnos en Andalucía ha sido muy provechoso. Los críticos barajan los números para señalar que esa concertación social no ha dado resultado, pero los críticos nunca barajan qué es lo que se ha evitado con esa concertación social ni se plantean de dónde procedemos. Porque remontándonos a los principios de la transición, procedemos de la confrontación absoluta entre los sindicatos, los empresarios y los gobiernos de izquierdas.

 

¿Qué es lo que a su juicio se está haciendo peor en este país, y en esta comunidad especialmente, para que frente a otros países o territorios no consigamos salir de la crisis, hasta el punto que ni siquiera hemos tocado fondo?

Yo creo que lo que se hace peor es creer que las medidas que se adoptan no han de consultarse ni de negociarse con nadie, porque desde la doctrina o desde la política se entienden como buenas y eficaces. Yo creo que la consulta y el diálogo serían imprescindibles para que muchas de esas decisiones fueran mejor aceptadas socialmente y tuvieran un nivel mayor de consenso. Por ejemplo, recientemente hemos tenido la subida del IVA. Una subida de impuestos nunca le gusta a nadie, pero hay muchas formas de hacerla. El IVA no es un impuesto único, es un impuesto que tiene muchas caras. Suponga una alternativa: en vez de subir tres puntos el IVA general, subirlo cuatro y no mover ninguno de los otros aspectos. Sería una forma distinta de hacer las cosas, que a lo mejor no perjudica al turismo o a otras actividades.

Son aspectos que habría que tratar antes de tomar las decisiones en los despachos. Y en la Junta de Andalucía pasa exactamente igual con la planificación urbanística, las decisiones medioambientales y las decisiones económicas.

Nosotros no somos los responsables de la gestión, somos tan solo partícipes de un proceso de concertación sobre determinados asuntos. La gestión deja mucho que desear con respecto a la eficacia de las medidas que se pueden acordar. Esa gestión es muy mejorable. En los procesos de recortes y ajustes no solo basta con adoptar medidas para reducir los gastos en un 5% o incrementar los ingresos. Se está actuando sobre los ingresos más que sobre los gastos, y en la parte que se actúa sobre los gastos se está haciendo sobre los gastos productivos y no sobre los ordinarios. Hay muchas formas de hacer las cosas, si se consulta, se negocia y se comenta, es probable que no salga al gusto de todos, pero saldrá de forma más consensuada.

 

Entonces, ¿en qué medida están siendo en su opinión acertadas las medidas que está tomando el Gobierno?

Todas están en el camino adecuado, pero es probable que se adopten de forma parcial o que no lleguen a trasladar la confianza de que se tiene un plan global para salir de esta situación, aunque se tarde tiempo en salir de ella. Muchas veces se trasladan en distintos escalones conjuntos de medidas que se podrían adoptar de una sola vez. Por ejemplo, llevamos tres o cuatro reformas financieras; se podría haber hecho solo una. Llevamos asimismo dos reformas laborales insuficientes; se tendría que haber profundizado más. Se presentan al Parlamento 60 medidas un miércoles y el viernes se adoptan en Consejo de Ministros 30 más. Es decir, hace falta trasladar a la ciudadanía la imagen de que se tiene un plan para salir de la crisis, que el plan es claro, nítido y capaz de generar confianza. Hay que apoyar al Gobierno en las medidas que está llevando a cabo, pero no tenemos que asumir que sean las únicas ni la única manera posible de adoptarlas.

 

¿Y en el caso de la Junta?

En la Junta de Andalucía pasa igual con los recortes; hay que recortar, pero el problema es que recortemos en gastos de inversión. No hacer más obras hasta 2020 es una barbaridad. Llegaremos a esa fecha con unas infraestructuras inadecuadas, deteriorando las actuales, etc. Recortemos otras cosas que son menos prioritarias, aunque sea más fácil reducir la inversión en infraestructura que no está hecha. En definitiva, las medidas podrían ser mucho más racionales que de la manera en que se están adoptando.

 

¿Cree que estas medidas nacionales serán suficientes para evitar el rescate, y en caso de que finalmente este llegase, cuáles cree que serían las consecuencias para este país?

Aquí hay una parte importante de pulso de fuerzas entre el Gobierno y la Unión Europea. Nadie va a pedir una medida sin saber cuál es el coste y los condicionantes de esa medida. No me da igual que sea al 3 que al 22, que sea a 2 meses o a 33 años, para que nos entendamos. En los elementos esenciales debe haber claridad, porque no solo se está jugando la situación de un país o de un conjunto de países. Se está jugando el euro, y el euro es irrenunciable por parte de Europa; la desaparición del euro sería una catástrofe económica mundial en estos momentos. Y reitero que tenemos que saber que lo que se está jugando es el euro, Europa con respecto a los países, Alemania con respecto a su posición de hegemonía económica en el contexto europeo, y hay que señalar con claridad los condicionantes que las medidas comportan para unos y para otros.

 

Antes apuntó someramente el tema de la reforma laboral. Tras varios meses de funcionamiento, ¿la sigue considerando un buen mecanismo para la creación de empleo?

La actividad económica es la que genera empleo, y genera más empleo o destruye menos en función de las normas laborales que la regulen. La reforma laboral ha dado pasos y avances para ser un buen mecanismo de ajuste de puestos de trabajo en los momentos de recesión, y de generación de empleo en los momentos de expansión económica, pero es insuficiente respecto a lo que necesita la economía.

Hace falta profundizar en la reforma laboral y dotarla de seguridad jurídica en el sentido de que se utilicen menos conceptos jurídicos indeterminados, que permitan interpretaciones contrarias y todas ellas legítimas y legales. Y que los empresarios sepamos también que la reforma laboral no es una autorización para hacer lo que se quiera, sino que necesitamos causas, justificar esas causas y utilizar los procedimientos que la reforma establece. La ley hay que cumplirla y todos tenemos que cuidar los mecanismos que la reforma establece, con independencia de que hace falta seguir profundizando en ella.

 

¿Tienen los empresarios la esperanza de que a corto o medio plazo se abra, aunque sea levemente, el grifo de la financiación?

Tenemos pocas esperanzas. Hace poco les decía a los representantes del PP, reunidos en esta casa, que si me dijeran que les pidiese una sola cosa para trasladársela al Gobierno central, les diría que se adopten las medidas necesarias para que fluya el crédito a familias y empresas. Hace falta concluir la fase de solvencia de las entidades financieras para que se acumule liquidez y rebose después en el vaso de la disponibilidad de crédito.

 

¿Hacia dónde cree que debe caminar el cambio de modelo productivo del que tanto se habla en Andalucía?

Aquí hay que diferenciar entre la teoría y la realidad. La teoría es que los modelos productivos deben ser equilibrados. Por tanto, necesitamos más industria para compensar, el peso del sector primario debe ser menor, debe haber un mayor peso del sector tecnológico, hay que sustituir los sectores en retracción por otros tecnológicamente más avanzados, etc. ¿Al final qué ocurre en la realidad? Que los territorios responden a sus elementos de competitividad. ¿Y qué significa eso para Andalucía? Que el turismo, la producción agroalimentaria y los servicios vinculados al turismo, incluida la construcción, son esenciales en el modelo productivo andaluz. Añádele a eso todas las mejoras tecnológicas, el I+D+i que podamos, el sector industrial, etc., pero los factores de competitividad son esos. Por ejemplo, en Finlandia se hacen teléfonos móviles porque la competitividad del país es muy buena en eso. El comercio internacional siempre se ha basado en que aquellos tecnológicamente más capaces y más competitivos produzcan, y otros menos competitivos lo compren, produciendo ellos otras cosas a su vez. Eso es lo que tenemos que hacer.

 

¿Qué imagen proyectan a su juicio las marcas España y Andalucía en el exterior?

Los empresarios europeos observan una España y una Andalucía muy distinta a la que ellos ven en sus países. Cuando vinieron los empresarios alemanes acompañando a Angela Merkel, muchos de ellos con empresas y con relaciones comerciales en España, manifestaron que su imagen del país, su confianza en el país, no es la que se corresponde con la opinión pública sobre ese país. El otro día, el presidente socio mayoritario de una compañía, en un acto que presidí en Madrid, empezó su intervención diciendo que este país no se parece al que ve en los periódicos en Gran Bretaña. Aseguraba que aquí había tenido sus primeras inversiones, de las que estaba muy contento, que sus hijos habían venido a estudiar a España, etc., e hizo una secuencia de confianza en el país digna de trasladar.

La imagen en el exterior de España y Andalucía no se corresponde con la realidad empresarial y tenemos que ser conscientes de que algunos hechos, actuaciones o acontecimientos la han dañado y la dañan de manera muy notable. Tenemos, por ejemplo, que intentar evitar las divisiones territoriales actuales en España, no trasladar la imagen de división territorial interior hacia el exterior, sino un mensaje de confianza en la situación del país. Las actuaciones de representantes del pueblo andaluz en acciones que están fuera de la legalidad tampoco trasladan esa confianza hacia el exterior, etc. Por eso mi propuesta de Mesa para el impulso y el relanzamiento de la economía, que apuesta por unir voluntades para trasladar hacia el exterior esa confianza que nos falta.

 

¿Ve posible la recuperación del turismo residencial?

No solo la veo posible sino necesaria. Las condiciones que se dan en nuestra comunidad autónoma desde el punto de vista climatológico, de servicios, de calidad, etc., son suficientes para que se vuelvan a apreciar, por parte de nuestros clientes residenciales principales, las cualidades que Andalucía tiene para adquirir vivienda aquí.

 

Sigue sin solucionarse también el tema del pago de la deuda a numerosos proveedores, especialmente a los constructores, muchos de los cuales se encuentran asfixiados y en situación límite. ¿Alguna propuesta desde la CEA para este asunto?

Una de las cosas magníficas que ha hecho el Gobierno ha sido el Plan de Pago a Proveedores, que ha permitido inyectar en la economía millones de euros que han dotado de liquidez a empresas que no encontraban en ese momento ningún otro mecanismo. Lo que sucede es que no se ha establecido ninguna fórmula que evite que a partir del 1 de enero hayamos vuelto a acumular deuda con proveedores, en este caso con constructores en particular, sumadas además a una serie de deudas que en su día, por no haberse convertido en facturas, no se resolvieron.

Nosotros hemos pedido, a través de la CEOE, que el excedente presupuestario producido entre la cifra que se estimó para el pago a proveedores y la que en realidad ha sido, se dedique a pagar, modificando las condiciones, esas facturas pendientes, así como los pagos derivados de convenios que no terminan en facturas. Por tanto, eso está planteado y es uno de los mecanismos que hay que resolver, porque lo que no tiene ningún sentido en un Estado de Derecho es que las administraciones públicas deban dinero a sus proveedores y paguen tan mal como pagan. Y no solo hay que hablar de la construcción, sino de muchos otros sectores como el sanitario, el de la dependencia y la atención social, etc. Cada uno paga a un número de días distinto en función de la trascendencia o la importancia, pero todo el mundo está demorado en los cobros. Muchos proveedores y empresas multinacionales que se relacionan con la Administración en relación de proveedor-cliente no entienden que ni siquiera tengan un plan de pago. Cómo va a entender un proveedor alemán que no solo no se le pague, sino que además no se le dé razón de cuándo se le va a poder pagar.

 

Fijar pues unas fechas de pago sería un buen paso previo.

Indiscutiblemente, la situación actual requeriría que las administraciones públicas pagaran esas deudas, que se establecieran mecanismos de liquidación de la deuda pendiente. Pero los empresarios no son, en general, tan ilógicos que crean que se puede liquidar la deuda de una Administración ya, lo que quieren es saber cuándo y cómo, las claves del asunto. Desde el punto de vista empresarial la incertidumbre es lo peor que hay. Y para cada empresa, la cantidad que se le adeuda es vital, los 100 euros son vitales para el que tiene poco, como para las multinacionales que les paguen 20 millones. Pero por lo menos, saber cómo y cuándo van a cobrar les permite a las empresas hacer un plan de viabilidad. Estoy seguro de que muchas empresas estarían dispuestas a aceptar un número de días de pago, siempre y cuando se cumplieran. En vez de pagarle a 250 días le voy a pagar a 290, pero le voy a pagar.

 

¿Tiene cabida actualmente la Colaboración Público Privada?

Los mecanismos de Colaboración Público Privada en la obra pública, que parecían ser la única posibilidad de llevar a cabo actividad, han fracasado por la falta de fluidez crediticia. Al final, con la restricción crediticia que hay, ni tiene garantía la Administración, ni las empresas porque les debe la Administración, con lo que se forma un círculo vicioso.

 

¿Se deja espacio suficiente a la iniciativa privada en esta comunidad?

En esta comunidad hay magníficos empresarios, pero somos pocos. Eso está cuantificado: estamos 10 puntos por debajo de la media nacional en densidad de empresas, es decir, en empresas por mil habitantes, y hay que absorber ese diferencial mediante medidas para facilitar que los jóvenes creen empresas. El 57% de los jóvenes menores de 25 años en Andalucía están en el desempleo, una cifra dramática, cinco puntos por encima de la media nacional. Eso no tiene más que una solución, formación especializada y salida empresarial. La inmensa mayoría de esos jóvenes no tienen empleabilidad, es decir, no tienen formación adecuada a ningún empleo, porque en la época de expansión económica abandonaron la formación o fracasaron escolarmente, y hoy día nos encontramos que una parte importante de ese desempleo juvenil no tiene formación. Si se desagregan los datos del 57% mencionado, el paro entre los jóvenes universitarios estaría entre el 17 y el 20%, mientras entre los jóvenes sin empleabilidad estaría en torno al 70%.

Lo necesario es pues formación especializada, como paso previo para la creación de empresas. Si creamos empresas, estaremos encontrando una solución para el que la crea y para los demás, y estaremos absorbiendo el déficit de densidad empresarial. Tan solo absorbiendo este déficit tendríamos 150.000 o 200.000 empleos más, con lo cual, en lugar de estar en el 33% de paro estaríamos en la media nacional.

 

¿Con qué argumentos se puede tratar de inculcar entre los andaluces una cultura de fomento del autoempleo, cuando los autónomos son uno de los colectivos ‘peor tratados’ por las administraciones?

En primer lugar, la sociedad tiene que tener otra imagen de los empresarios, porque nadie se dedica a lo que la sociedad no valora. Un joven necesita disponer de referentes aceptados por la sociedad para saber que se quiere dedicar a tal o cual cosa. Por eso, los castings artísticos, deportivos, etc. están llenos de jóvenes y las ventanillas de creación de empresas vacías. Esto es así porque la sociedad valora el deporte, el arte o la cultura, y no valora la actividad empresarial. La actividad empresarial es la única que genera empleo y que es integradora social, porque alguien que encuentra un empleo en una empresa es alguien integrado en la sociedad. Luego solo en la empresa está la solución, hay que cuidar a la empresa y a los jóvenes empresarios. Pero si los libros de Educación para la Ciudadanía siguen diciendo que un empresario contamina el medio ambiente, que un empresario maltrata a sus trabajadores…, si se siguen diciendo esas cosas en Andalucía en estos libros, llamando a la reacción social frente al empresario, es muy difícil que el joven tenga una mentalidad de crear empresa y entienda que ahí va a encontrar, aparte de un modus vivendi, un reconocimiento de la sociedad. Se va a enfrentar a un calvario procedimental, de imagen, etc.; por eso, es muy difícil.

 

Hay que empezar entonces desde la base.

En efecto, hay que empezar desde la formación escolar, haciéndoles ver a los jóvenes que el empresario es un vehículo de creación de riqueza y empleo. ¿Que en la actividad empresarial hay gente que está al margen de la norma? Como en cualquier actividad. Y eso nosotros tenemos que atacarlo y no defenderlo, porque además son para nosotros competidores desleales. No se puede proteger al que ejerce una actividad económica al margen de la norma. Eso para nosotros es un competidor absolutamente desleal, así que no lo defendemos ni lo protegemos. Pero eso no significa que todos los empresarios estén al margen de la norma.

En otros momentos pudo haber quien pensara que otros sistemas podían ser alternativos a la empresa. De pronto, todos los sistemas alternativos han fracasado, y no hay más sistema alternativo en estos momentos que la creación de empresa como fuente de generación de riqueza y empleo.

 

¿Qué opina del sector público en este país?

En este país no solo hay una sobredimensión del funcionariado, hay una sobredimensión de empleados públicos en general, de mecanismos alternativos al propio funcionamiento funcionarial. Yo sería partidario de pagar más a los políticos y a los funcionarios, pero a muchos menos. Es ridículo que un político con una responsabilidad de presidente de la Comunidad gane 7 millones de pesetas, o que el presidente del Gobierno de un país gane 10 millones de pesetas. Lo que hace falta es retribuir de acuerdo con las responsabilidades de cada uno. El desmadre producido en este país en ese sentido es que por ejemplo ayuntamientos con 1.000 habitantes están profesionalizados a nivel de alcaldía, de gobierno y a veces hasta de oposición. ¿Cómo podemos mantener un sistema de esas características? Eso hay que racionalizarlo.

 

Para concluir, las demandas más urgentes de los empresarios y sus deseos más acuciantes para 2013.

La demanda más urgente y mi deseo para 2013 es que se restablezca el flujo crediticio. Sé que es difícil en términos macroeconómicos, pero es absolutamente imprescindible desde el punto de vista de la microeconomía. Si no hay flujo crediticio no hay actividad; si no hay actividad, no hay riqueza ni empleo. Entonces estaremos en una espiral descendente de manera permanente. Mientras más ajustemos, más reduzcamos y más crezca el desempleo, menos consumo y menos actividad.

Ante esto son necesarias dos cuestiones que no son contradictorias sino complementarias. Es necesario cumplir con los compromisos adquiridos por el Gobierno o impuestos por la Unión Europea en cuanto a ajustes y cumplimento del déficit. Pero al mismo tiempo hay que adoptar medidas que no restrinjan la actividad, sino que la impulsen. Y estos temas que se presentan como antagónicos, y que parece que defienden intereses contrarios, son absolutamente complementarios. En algún momento hay que empezar a compaginar las dos tendencias para poder salir de donde estamos. Ai

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