La reindustrialización y el impulso de las infraestructuras, clave para un crecimiento estable de Andalucía

Tras la vuelta del periodo estival se han multiplicado en las últimas semanas una serie de noticias que indican una mejoría de la actividad económica de nuestro país, sobre todo en el ámbito de la macroeconomía, y que tiene su principal hito en el anuncio oficial por parte del Banco de España del fin de uno de los periodos más largos de recesión que hemos vivido en nuestras historia. A esto se pueden unir los extraordinarios datos de nuestras exportaciones y el excelente comportamiento del sector turístico, entre otras circunstancias que hacen prever el posible comienzo de la salida de la crisis.

Santiago Herrero León. Presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía
Santiago Herrero León. Presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía

Por tanto, la economía a nivel macro muestra ya algunos síntomas de recuperación. Sin embargo, esta tendencia aún no se materializa en la microeconomía de las empresas, el consumo interno y el empleo. Diversos analistas apuntan a una salida de la recesión técnica y al hecho de que la economía va a crecer en 2014, pero aguas abajo las empresas no lo perciben todavía, pues el caudal del crecimiento y la recuperación tarda en llegar.

Los citados analistas se desenvuelven en el consenso y en la parte media de todos los análisis que se realizan por parte de entidades públicas y privadas. De esta forma, hay que recordar que el consenso indica que la economía española, como hemos indicado, va a crecer en 2014, que hemos culminado técnicamente la recesión económica y el sentido común evidencia que, al final de la salida de la recesión, estará la salida de la crisis, la recuperación del empleo y la recuperación del consumo; y todo eso conjugará en un nuevo desarrollo económico y en una nueva etapa con un cambio social importante.

No obstante, se advierte que “aguas abajo”, las cosas son muy distintas y se sienten de otra manera: el río en su nacimiento brota agua y lleva caudal, pero tarda en llegar aguas abajo y los empresarios que, mayoritariamente representamos, manifiestan que todavía no perciben el incremento del consumo ni la fluidez del crédito ni otras muchas circunstancias.

En este contexto, desde la Confederación de Empresarios de Andalucía consideramos que ha llegado el momento de reactivar las actividades económicas y productivas, y estimular las iniciativas privadas generadoras de empleo. Se necesita para ello una política económica inteligente, que debe pasar por poner remedio a la pérdida de tejido productivo sano, al cierre de empresas viables, actuando, en lo urgente, sobre aquello que en la actualidad les asfixia: falta de financiación en condiciones adecuadas, caída de la demanda y dificultades en el cobro de facturas. Y, más allá de lo urgente, estableciendo un marco institucional que estimule la innovación, el riesgo y la aparición y desarrollo de iniciativas emprendedoras

Hay que tener en cuenta también que desde Andalucía, dentro del próximo escenario de programación de fondos de la Unión Europea, afrontamos una nueva etapa de planificación estratégica,  que se nos plantea crucial para poder dejar atrás, definitivamente, la crisis. Una acción estratégica que, obviamente, debería diseñarse desde un horizonte temporal amplio, y superar ritmos cortoplacistas vinculados a cambios de gobierno o legislatura.

Una apuesta estratégica que debiera ser ambiciosa y transversal, y no quedar como mero instrumento para materializar fondos comunitarios. Una estrategia que contase con la implicación y el compromiso de todos los actores políticos y sociales. Y, sobre todo, una estrategia que persiga un objetivo principal: recuperar el terreno perdido en actividad y en empleo, para cuyo logro, si es necesario, habrá que replantearse actuaciones, pero teniendo presente que pretender una sociedad moderna, emprendedora, con iniciativa, capaz de dar respuesta a los nuevos desafíos, precisa de adecuadas políticas de oferta, de políticas que generen tejido productivo autóctono.

Si desde la perspectiva social nuestro gran reto para los próximos años es dar nuevas oportunidades de colocación a ese más de un millón de personas que en Andalucía no encuentra empleo; desde el enfoque económico el desafío consistiría en modernizar nuestro marco de relaciones, internacionalizar nuestras estructuras productivas y empresariales, y lograr una mayor industrialización, que en Andalucía sigue siendo una asignatura pendiente.

Así, sin abandonar otros sectores que son estratégicos, debemos diseñar un proceso industrializador que en el medio/largo plazo nos iguale, cuando menos, con la media del país y, cuando más, con los territorios punteros. Ello posibilitará que dispongamos en Andalucía de más proyectos empresariales de envergadura y largo recorrido, más desarrollo tecnológico e innovación, más servicios avanzados, más productividad, oferta de valor añadido y proyección exterior, más empleo cualificado, mayores posibilidades para retener el talento propio, más efecto tractor para el desarrollo de nuevas iniciativas en el territorio, más, en definitiva, desarrollo económico y progreso social para Andalucía.

En cuanto a este proceso industrializador hay que recordar que a principios del pasado mes de octubre organizamos desde la CEA una reunión con la presidenta de la Junta de Andalucía, en la que participaron unas treinta empresas representativas por su dinamismo y capacidad estratégica en la actividad productiva y que ejercen su acción empresarial en la Comunidad andaluza. En este encuentro empresarial la CEA propuso a la presidenta de la Junta una estrategia global para la industrialización de Andalucía, que tiene como objetivo principal el fortalecimiento del sector de forma sostenible y equilibrada, a fin de que incremente su peso en el conjunto de nuestra economía hasta el alcanzar el nivel óptimo del 20 por ciento del PIB.

Esta iniciativa no es un mero plan, que tenga que ser desarrollado por un único centro directivo, sino que debe ser una estrategia global, compartida, que afecte al conjunto de las políticas, y que facilite compartir proyectos estratégicos. Es decir, se trata de un plan de industrialización y reindustrialización hecho por las empresas y para las empresas. Un Plan que queremos elaborar con las empresas, que asumen acometer proyectos, y que requerirá de la sensibilidad y el apoyo institucional de la Junta de Andalucía.

Esta propuesta de reindustrialización la hemos hecho desde el convencimiento de que la industria, por su carácter altamente intensivo en exportaciones, por ser  empleador de trabajo altamente cualificado, por su capacidad innovadora y motor de las inversiones en I+D, es un sector clave para que Andalucía logre un crecimiento equilibrado y sostenible.

La aportación de la industria a la economía andaluza no se reduce a la riqueza y al empleo generado por el propio sector, tiene un importante efecto arrastre en la cadena de valor que conforman las empresas que proveen a la industria con los bienes y servicios necesarios para su actividad.

Nuestra comunidad tiene una amplia historia industrial con empresas compitiendo en los mercados más exigentes, con focos industriales de gran importancia europea como son el Polo Químico de Huelva y el Polo Industrial del Campo de Gibraltar. También existe una importante industria energética, así como subsectores que han experimentado un gran crecimiento en las últimas décadas como son el agroalimentario, las energías renovables y la aeronáutica.

La producción industrial andaluza se estima en torno a los 70.000 millones de euros, unas actividades que en Andalucía emplean aproximadamente a 240.000 personas y generan un valor añadido bruto (VAB) de 16.000 millones de euros (un 12,4% del VAB regional). Asimismo, las exportaciones de las ramas industriales andaluzas se cifran en torno a los 20.000 millones de euros.

Durante décadas, las empresas industriales andaluzas han realizado un importante esfuerzo en inversión tecnológica y medioambiental. En este sentido, la industria andaluza es la segunda comunidad que más destina a inversiones y gastos corrientes en protección medioambiental, por delante de territorios con mayor tradición industrial que Andalucía. Según los últimos datos disponibles la industria andaluza destinó en 2012 más de 300 M de euros, siendo el sector que más recursos destina a esta área.

No obstante, la crisis ha golpeado con especial dureza a la industria andaluza, provocando una importante caída de producción, de inversión y de empleo, descenso que ha acentuado la tendencia de disminución, iniciada hace décadas, de la aportación de este sector en nuestra economía, tanto en VAB como en empleo.

La desindustrialización de la economía es un proceso común en los países de la UE, por eso en octubre de 2012, la Comisión Europea publicó la Comunicación “Una Industria Europea más fuerte para el Crecimiento y la Recuperación Económica”, que establece los siguientes objetivos cuantitativos: aumentar la participación de la industria como porcentaje del PIB hasta un 20% en 2020; incrementar el comercio de bienes hasta el 25% en 2020, desde el 21% actual; y lograr que en 2020 el 25% de las pymes exporten fuera del Mercado Único.

Para la Comisión Europea, la industria debe tener un papel fundamental en la  recuperación económica puesto que sin una base industrial fuerte, la economía no podrá prosperar de manera sólida ni sostenible por ello. En este sentido,  Andalucía debe asumir los objetivos de la Comisión Europea como propios y desarrollar una política pro-industrial de largo plazo y estable que nos permita incrementar el peso de la industria en la aportación al PIB en los próximos siete años hasta acercarnos a los objetivos de la Comisión.

Para ello se considera fundamental el tratamiento global de la Industria como política transversal y prioritaria de la Junta de Andalucía. En base a todo lo anterior, la Confederación de Empresarios de Andalucía propuso en la aludida reunión con la presidenta de la Junta la elaboración de una Estrategia Industrial para Andalucía, con el objetivo de la mejora de la productividad, el conocimiento, el incentivo a la inversión, la presencia internacional de nuestras empresas, y que reduzca los riesgos de la deslocalización.

Esta estrategia debe ser una prioridad dentro de la política económica de la Junta con incidencia en todas sus consejerías y centros directivos. Debe incluir medidas que asienten a la industria como un sector fuerte y competitivo sobre el que  pivote el cambio de patrón de crecimiento y que tenga en consideración que la convergencia real con la Unión Europea en términos de bienestar y renta llegará, de forma estable, cuando se alcance una verdadera armonización industrial y su aportación al PIB se sitúe en niveles próximos a los objetivos marcados por la Comisión Europea.

Para que toda esta estrategia empresarial e industrial llegue a buen fin es indispensable disponer del marco institucional, normativo y administrativo adecuado; establecer una regulación más eficiente, más inteligente que, sin perder garantías sobre el interés general, haga más simples y eficientes las relaciones entre administración y administrado; y lograr, al mismo tiempo, mayor eficiencia en la gestión de los recursos públicos. Con ello, sin duda, se favorecería la actividad productiva, el emprendimiento y el empleo en la región, se obtendría un plus de competitividad, y se nos dotaría de mayor atractivo para radicar la inversión internacional en nuestro territorio.

Para Andalucía entendemos que esta estrategia económica y empresarial tiene que complementarse también con el impulso y la mejora de nuestras infraestructuras; puesto que, a pesar de los avances en los últimos años, todavía las carencias son muchas y desequilibradas en los territorios.

Nuestra Comunidad es un territorio periférico de la Unión Europea, que es el principal mercado de los productos generados por la industria andaluza. Nuestras empresas tienen un coste añadido de transporte que repercutir a los productos como consecuencia de la distancia. Por tanto, las empresas precisan de un sistema de transporte de calidad, eficiente y competitivo, una red de infraestructuras adecuada, que reduzca los costes del transporte y que facilite la logística de las empresas.

Para ello es necesario el desarrollo de la intermodalidad, que potencie modos alternativos al transporte por carretera allá donde sea posible. En este sentido, es necesario mejorar los accesos a los puertos principales de nuestra comunidad y prioritario acometer las infraestructuras ferroviarias que interconecten los principales núcleos de producción con los puertos y las áreas logísticas. Es de especial importancia que se acometa, en la misma medida que se está acometiendo en otros territorios, la construcción del corredor mediterráneo en su trazado andaluz desde el Campo de Gibraltar.

Por último, es evidente que se necesitan más empresas y nuevas iniciativas empresariales, pero no se trata sólo de un problema de cantidad en lo que se refiere al tejido empresarial andaluz. Se trata de una cuestión de tamaño. Hay que apostar por incrementar el tamaño de nuestras empresas y la reindustrialización es el mejor camino para lograr este objetivo.

El hecho de apostar por empresas de mayor tamaño supone un  reto para conseguir una economía más competitiva, dada la capacidad productiva, innovadora y exportadora que presentan las grandes empresas frente a las microempresas, que ahora son la mayor parte de nuestro tejido empresarial. En los actuales momentos de crisis resulta, por ello, necesario tener empresas más fuertes y con mayor músculo.

Andalucía más que nunca necesita la aparición de iniciativas nuevas y novedosas, el desarrollo de las ya existentes, y que la empresa pase a ser referente principal en las actuaciones de política económica. Ai

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