El reto de ahorrar energía en los edificios

 

Sin que disminuyan el confort y la calidad de vida, manteniendo los mismos servicios energéticos que garantizan las costumbres de la sociedad actual, es posible reducir el consumo de energía en la edificación, aplicando al sector el concepto de eficiencia energética con todos los mecanismos disponibles hoy en día. Haciendo uso de los recursos existentes para conseguirlo en las viviendas, las oficinas, los establecimientos comerciales…, en general, en cualquier edificio, se protege el medio ambiente, se asegura el abastecimiento energético, se consiguen importantes ahorros económicos; se obtienen, en definitiva, interesantes contrapartidas que, para traducirse en un beneficio generalizado, necesitan del fomento de un comportamiento responsable y sostenible por parte de todos, empresas, profesionales, Administración y ciudadanos.

 

En el consumo global de energía, el sector de la construcción es fundamental. En Andalucía, los edificios representan alrededor del 25% del consumo total en la región –más de la mitad de este consumo corresponde a calefacción y aire acondicionado, los dos principales consumidores de energía, la mayor parte de la cual se desperdicia por falta de un adecuado aislamiento-, en tanto que el ahorro potencial que puede alcanzarse en los mismos, aplicando las medidas necesarias, es superior al 20%. Un aislamiento exterior con un espesor determinado, un acristalamiento y unos marcos adecuados en las ventanas, una orientación óptima de la edificación para sacar el máximo rendimiento de la luz solar, el uso de electrodomésticos y de lámparas de bajo consumo, la generación de energía con fuentes renovables, la utilización de paneles solares para calentar agua y de muros vegetales o jardines verticales para reducir las pérdidas térmicas, de contadores de energía inteligentes, etc., son solo algunos de los muchos elementos que pueden propiciar ese bajo consumo energético tan necesario para minimizar el impacto sobre el medio ambiente.

Actualmente, la normativa sobre eficiencia energética se centra, de manera especial, en los edificios de nueva construcción y en aquellos en los que se realicen reformas o rehabilitaciones importantes, en los que se puede incorporar una tecnología energética eficiente desde el inicio de la obra, aplicando instrumentos que, si bien de inicio encarecen el producto final, garantizan una rentabilidad muy alta en comparación con los costes. Por ejemplo, los edificios nuevos con alta calificación energética consumen hasta un 60 % menos de energía respecto a los de baja calificación. No obstante, también se está impulsando esta política en el resto de edificaciones; prueba de ello va a ser la aprobación en breve del procedimiento básico para la certificación de la eficiencia energética de edificios existentes.

En líneas generales, la normativa al respecto es muy amplia, tanto en el terreno europeo como en el español, destacando, en el plano nacional, el Código Técnico de la Edificación, el Reglamento de Instalaciones Técnicas en Edificios, la Normativa de Aislamiento Térmico y el Procedimiento básico para la certificación de eficiencia energética de edificios de nueva construcción; y en el terreno europeo, la Directiva relativa a la eficiencia energética de los edificios, y la Directiva sobre la eficiencia del uso final de la energía y los servicios energéticos.

Reducir el consumo energético en la edificación es una tarea con muchos implicados. Evidentemente, las empresas promotoras y constructoras deben adquirir el compromiso creciente de realizar una labor edificatoria lo más sostenible posible, desde la tarea inicial de desarrollo de una arquitectura “verde” hasta la apuesta por la incorporación de instalaciones de aprovechamiento de energías renovables como la solar, la biomasa o la geotérmica; pero tras ellas son muchos más los implicados: desde las empresas energéticas, con la implantación de los contadores inteligentes, hasta las firmas de climatización e iluminación, cuyo compromiso es imprescindible para la puesta en servicio de sistemas de alta eficiencia en estos ámbitos; pasando por la ciudadanía en general, que tanto individualmente como en el plano de las comunidades de vecinos tiene en sus manos poderosas armas para lograr el mejor rendimiento energético de los inmuebles.

Muy importantes son asimismo las iniciativas públicas encaminadas al fomento de buenas prácticas energéticas en la edificación, como el Programa de Subvenciones al Desarrollo Energético Sostenible Andalucía A+, gestionado por la Agencia Andaluza de la Energía, que ofrece ayudas a fondo perdido para la implantación de sistemas de energías renovables y medidas de ahorro y eficiencia. Ai

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