Un año para la consolidación y la estabilidad

En términos económicos, las previsiones de crecimiento para 2017, si bien se mantienen en positivo, también constatan una ralentización respecto a 2016.

Tanto instituciones como el Banco de España o el Fondo Monetario Internacional (FMI), como organismos que publican con regularidad informes de previsiones, auguran un crecimiento entre el 2,1 y el 2,5%, una cifra positiva pero que representa una disminución respecto al 3,2 o 3,3% con el que acabará 2016. En el sector inmobiliario y de la construcción, 2017 será un año de caras y cruces. Mientras la promoción inmobiliaria y la edificación residencial irán en aumento, al tiempo que se mantendrá estable el mercado de inversión, se incrementarán paulatinamente las compraventas y los préstamos hipotecarios y el turismo o las exportaciones seguirán a buen ritmo, actividades como la construcción de obra pública o la industria cementera miran al futuro con escaso o nulo optimismo. En líneas generales, se espera que 2017 sea más un año en el que la recuperación se consolide y la actividad se estabilice, más que de grandes objetivos.
En cualquier caso, para alcanzar las metas más altas posibles en todos los sectores, en los que ya remontan y en los que aún están por hacerlo, lo que dependerá en gran medida de lo que finalmente suceda en el escenario internacional, además de con la estabilidad política, la economía y el empleo en la vertiente interna, se antoja imprescindible la unión de fuerzas. Empresarios, Administración Pública y trabajadores tienen que ir juntos para que la reactivación que ha iniciado España, que aún es frágil, no revierta, ahora que lo peor ha pasado. En las manos de todos los implicados está conseguirlo.
 
Después de dejar atrás un 2016 con sus luces y sus sombras, durante el cual el país ha continuado en la senda de la reactivación y ha crecido más que la media de la eurozona, las expectativas de futuro siguen aún bastante limitadas ante el hecho de que España sigue presentando unas más que elevadas tasas de desempleo, y unos salarios muy lejos de la convergencia con Europa. Con la lógica prudencia porque los avances alcanzados son aún muy exiguos, ahora toca mirar hacia el año que se extiende por delante. 2017 puede ser un año positivo, en el que España seguirá creciendo aunque a un ritmo menor de lo acontecido en 2016. Se prevé especialmente bueno para actividades como las exportaciones, el turismo y el sector inmobiliario, si bien la globalización propiciará que la evolución dependa en gran medida del contexto internacional.
Elementos internacionales que llevan implícitos riesgos geopolíticos como el aterrizaje de Donald Trump en la Casa Blanca, que puede condicionar en buena medida las relaciones económicas mundiales si lleva a cabo las anunciadas políticas proteccionistas; el aumento de los populismos de izquierdas, especialmente en los países con dificultades económicas, y de los populismos de derechas en aquellos con creciente miedo a las acciones terroristas; una posible subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal, que terminara por trasladarse a Europa; o la creciente corriente euroescéptica que invade diversos países de la Unión Europea y amenazan su estabilidad, son cuestiones que generan incertidumbre y pueden llegar a afectar en mayor o menor medida al país.
Del mismo modo,  cuestiones internas como la posibilidad de nuevos recortes para alcanzar el objetivo de déficit exigido a España por Europa, que impliquen una reducción del gasto público o un aumento de los impuestos; así como el mayor o menor crecimiento del empleo y su calidad, en términos tanto de salarios como de condiciones de contratación, serán igualmente decisivos para que las expectativas positivas sigan adelante o se trunquen a mitad del camino.
Según Funcas, la estimación para 2016 eleva al 3,3% el crecimiento (la mayor aportación del sector exterior ha permitido contrarrestar la desaceleración de la demanda interna), mientras la de 2017 la establece en el 2,4%, una evidente desaceleración cuyas raíces se hunden en una serie de factores que pueden ser básicos: la subida del precio del petróleo, que sigue encareciéndose tras el acuerdo alcanzado por los países de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo); el debilitamiento del comercio internacional, especialmente si el Gobierno de Donald Trump cumple sus amenazas y aplica las anunciadas medidas proteccionistas; el ajuste presupuestario, a fin de cumplir los objetivos de déficit público; y la progresiva normalización de la política monetaria desde mediados de 2017. En lo relativo a política presupuestaria, las previsiones de la entidad, que tienen en cuenta las medidas anunciadas de endurecimiento del impuesto de sociedades y de aumento de impuestos especiales, contemplan un incremento de la recaudación en proporción al PIB.
La anunciada desaceleración, por su parte, vendrá de la mano de la demanda interna, especialmente del consumo privado, aunque también el consumo público y la inversión en bienes de equipo crecerán menos que en 2016. Asimismo, el menor crecimiento de la economía afectará al mercado laboral: el empleo se podría incrementar un 2% en 2017 frente al 2,9% estimado para 2016, y la tasa de paro seguiría a la baja, aunque a menor ritmo, hasta el 18,1% de media anual. En cuanto al déficit de las administraciones públicas, se estima que en 2016 cumplirá el objetivo fijado con Europa, mientras para 2017 se prevé una desviación de dos décimas: 3,3% frente al objetivo del 3,1%, ante la ausencia de nuevas medidas y a la espera de la adopción de los Presupuestos Generales del Estado.
Para la Fundación, en cualquier caso, se mantienen los pilares de la recuperación: las empresas disfrutan de mejores condiciones financieras y de competitividad, lo que les permite aprovechar las oportunidades de inversión y exportación; las familias disponen de una creciente capacidad para consumir y comprar vivienda gracias a los ingresos provenientes del trabajo y al desendeudamiento que se ha producido en los últimos seis años; al tiempo que el sector bancario está en condiciones de alimentar el crecimiento con nuevos créditos.
Estabilidad en las inversiones
En materia de inversión inmobiliaria, las previsiones apuntan a una estabilidad para 2017, después de tres años de récord, por encima del volumen de inversión registrado en 2007, antes de la crisis. Al respecto de 2016, según información de la consultora CBRE, y a falta de los últimos datos al cierre de diciembre, el año concluirá probablemente con un incremento en torno a un diez por cierto respecto de la cifra de 2015. “De alcanzar esta cantidad, nos encontraríamos ante el mayor volumen de inversión en ladrillo en la historia de España y pondría de manifiesto cómo a pesar del lento arranque del año como consecuencia de la inestabilidad política, el mercado ha vuelto a coger velocidad de crucero a pesar de la falta de producto de calidad en sectores como oficinas y el hotelero”, explican desde la consultora. Para aclarar esta cuestión, unos datos que hablan por sí solos: entre enero y marzo, la inversión inmobiliaria cayó entre un 22% y un 28%, porcentajes que en euros suponían entre 650 y 800 millones de euros menos que un año antes. Sin embargo, durante los meses de verano la inversión volvió a impulsarse y los volúmenes recibieron un espaldarazo con operaciones tan importantes como la compra de Diagonal Mar por parte de Deutsche Asset Management por casi 500 millones de euros. Y en el cuarto trimestre del año también se concentraron importantes operaciones, que permiten atisbar ese récord anteriormente apuntado.
Por sectores, en 2016 encabezaron el destino de los fondos las oficinas, situándose a continuación el sector retail o comercial, el hotelero y el logístico. En cuanto al perfil inversor, el 37% del volumen invertido corresponde a capital extranjero, el 23% nacional, mientras las Socimis han despuntado acaparando el 40% de la inversión total. En el primer puesto se sitúa Merlin Properties, seguido de Blackstone, Deutsche Asset Management y Pontegadea. En cuanto a la procedencia del capital extranjero, la palma se la lleva Norteamérica, y a continuación  Reino Unido, Alemania y Francia.
Unas inversiones en el entorno de los 9.000 millones de euros es la cifra que se maneja para 2017. En opinión del presidente de CBRE España, Adolfo Ramírez-Escudero, cada vez va a haber más liquidez en el sector, que vive un ciclo más centrado en el alquiler y el reposicionamiento de activos. Se muestra convencido de que si todo sigue su curso, el ciclo inmobiliario será ahora más promotor tras casi 10 años de parálisis. También destaca la consolidación que atraviesa el mercado residencial, que seguro estará muy activo en los próximos años.
Crecimiento moderado en residencial
La estabilización de los precios del mercado residencial iniciada en 2015 se ha consolidado a lo largo de 2016, y todo apunta a que seguirá en esta tónica durante 2017. La firma Tinsa maneja en sus previsiones un precio medio prácticamente invariable en 2017, o de ligero crecimiento (1%-2%) en el mejor de los casos, en la línea de lo acontecido al cierre de 2016. Asegura que esta estabilización de precios a la que se irá sumando de manera progresiva el conjunto del país, coincidirá con una moderación del crecimiento en las grandes ciudades. Asimismo, la evolución de los precios tendrá otro factor de influencia: el techo de los alquileres.
En el balance de 2016, los precios se han desenvuelto de manera muy dispar en función de las ubicaciones, destacando de forma muy significativa las grandes capitales (Madrid y Barcelona), Costa del Sol, Alicante, Baleares y Canarias, mientras en zonas de interior y en otras costeras con stock elevado aún se registran caídas de precio en tasa interanual. En las grandes ciudades, asegura la tasadora, ha coincidido un significativo aumento de la demanda de alquiler por parte de los perfiles menos solventes con la llegada de dinero de inversores en busca de la rentabilidad en un escenario de bajos tipos de interés, lo cual ha provocado una subida en los alquileres que se ha trasladado al mercado de venta, con crecimientos hasta de doble dígito en las ubicaciones más importantes.
En lo que respecta a compraventas, un factor será determinante para el devenir del año 2017: la cantidad y calidad de empleo generado, que facilitará o dificultará el acceso a la vivienda por parte de los ciudadanos. E igualmente fundamentales serán las políticas de las entidades financieras, según suavicen o endurezcan sus exigencias a la hora de conceder préstamos hipotecarios, imprescindibles para ciudadanos sin ahorros o con ahorros insuficientes para acceder a la vivienda deseada.
Para Tinsa, una serie de factores positivos vienen a fundamentar las esperanzas para el sector inmobiliario residencial en España: la consolidación del sector bancario y las buenas condiciones de financiación, un crecimiento económico sostenido en el tiempo, la fuerte reducción de los precios de la vivienda desde máximos, con un ajuste que en la inmensa mayoría de los casos ya se ha realizado; y el atractivo de España para la inversión extranjera.
Por su parte, un reciente informe publicado por Servihabitat sobre el mercado residencial español asegura que las compraventas de viviendas en España crecerán en 2017 un 12%, alcanzando las 500.000 unidades vendidas. El mercado continuará dinamizándose de forma suave, diferenciándose distintos ritmos en el conjunto del territorio: regiones con un importante crecimiento de la actividad, zonas donde el nivel de stock todavía tardará en absorberse, y áreas en las que las perspectivas de activación a medio plazo son aún reducidas.
También la ralentización de la economía se trasladará previsiblemente a las cifras de compraventas, pues ese 12% de crecimiento esperado es inferior al 26% de incremento al cierre de 2016 respecto a 2015. Así, la estimación para 2016 es el que el año se cierre en torno a las 445.000 viviendas vendidas, lo que representa el mencionado aumento del 26% sobre 2015, según datos del Colegio Oficial de Registradores.
En Andalucía, la Costa del Sol y las capitales sevillana y malagueña aventajan con fuerza al resto del territorio, al tiempo que la provincia de Almería, sobre todo los municipios de Vera, Mojácar y Albox, también despuntan como opciones destacadas en el mercado de vivienda.
 Se recupera la edificación
En el sector de la construcción, lo previsible es que aumente la brecha actualmente existente entre la situación de la promoción pública y de la privada, toda vez que la ingeniería civil no levanta cabeza, mientras la recuperación del mercado inmobiliario está propiciando un incremento de la actividad de promoción y construcción residencial. Pone el índice el informe Euroconstruct, publicado por ITeC, en cómo la situación de interinidad gubernamental se ha cebado con la ingeniería civil, mientras la edificación residencial ha conseguido mantener su ritmo de reactivación y la no residencial mejora moderadamente. En la previsión para 2017, este contraste permanece, esperándose un crecimiento de la edificación, mientras la ingeniería civil sigue bajo mínimos.
En edificación residencial, los niveles de producción seguirán avanzando discretamente, previéndose un repunte del 14% para 2016 y del 10% para 2017, sustentado de forma creciente en el comprador-inversor frente al comprador finalista. En no residencial, indica el informe que ha sido preciso esperar a 2016 para presenciar un cambio de signo hacia valores positivos (1,5%), dado que aunque el mercado de estos productos (centros y locales comerciales, logística, industrial, oficinas y hoteles) lleva un par de años muy activo y se prevé que continúe así por un largo periodo de tiempo, como ya se avanzó antes, la actividad generada se centra más en operar con el stock disponible por parte de los fondos de inversión, que en promover obra nueva de difícil absorción.
Sombras en obra civil
Mientras el sector de la construcción está creciendo suavemente gracias al motor que representa la iniciativa privada, el ámbito de la obra civil es uno de los que mayores sombras proyecta para 2017, especialmente para Andalucía, después de un 2016 desalentador, culminación de una serie de años de destrucción continuada de empresas y empleo en el sector. Las expectativas de que el esfuerzo inversor de la Administración crezca para este año son casi inexistentes, tanto por parte del Gobierno Central como de la Junta de Andalucía.
Se asegura desde la patronal CEACOP (Círculo de Empresas Andaluzas de la Construcción, Consultoría y Obra Pública) que la adjudicación de obra pública está tocando los índices más bajos de contratación de su historia en la comunidad andaluza, hasta el punto que representa apenas una tercera parte de lo que fue hace unos años. Los representantes de la patronal cifran en 2.800 millones de euros anuales la inversión imprescindible, por parte de todas las administraciones, para poder hablar de recuperación de la obra pública, lo que garantizaría la sostenibilidad de 225.000 empleos en la construcción, la ejecución de actuaciones necesarias y el mantenimiento del patrimonio construido. Esta cantidad, además, está muy por debajo de los presupuestos que se dedicaban a infraestructuras en los años previos a la crisis económica.
Otra institución como el Observatorio Sectorial DBK Informa también arroja malos augurios para la obra civil, en su caso en el territorio nacional. Habla de una disminución en 2016 de un 9%. Tras superar los 21.500 millones de euros en 2015, el valor total de los trabajos de construcción en obra civil mantiene en 2016 una tendencia negativa, como resultado del descenso de la inversión pública en infraestructuras. De esta manera, en todo el año el valor de la producción en España se ha situado en unos 19.500 millones de euros, lo que representa el mencionado descenso del 9%.
Y, como se avanzaba, no existen visos de mejoría en 2017. “Tener un gobierno operativo no desatascará por sí solo la inversión, porque el auténtico problema de fondo es el presupuestario. Para contener el déficit, se volverá a sacrificar más construcción de infraestructuras”, asegura el informe Euroconstruct, que apunta a una caída del -6%.
Esta escasez de inversión en obra pública arrastra también a industrias auxiliares a la construcción como las fábricas de cemento, a las que el incremento de la actividad en edificación no compensa la escasísima actividad en infraestructuras, moviéndose España en unas cifras de consumo de cemento muy lejanas a las de sus socios europeos.
 El turismo se mantiene fuerte
España, y de manera muy contundente Andalucía, están viviendo un momento dulce en el sector turístico, no sólo por el habitual atractivo de nuestra tierra, sino por una serie de condicionantes que están propiciando una mayor irradiación de ese atractivo intrínseco. Según datos de la asociación Exceltur, está previsto que 2016 se cierre con un crecimiento del PIB turístico nacional cercano a un 4,4%, lo que representa un comportamiento excepcional, el mayor de los últimos 15 años, merced en gran medida al mayor peso del desvío hacia España en los meses de verano de turistas ‘prestados’ de otros países competidores como Turquía. Estas y otras cifras igual de positivas sitúan al sector como un motor clave del desarrollo, del empleo y de la recuperación del país.
Una ralentización en la recuperación de la economía a nivel internacional podría repercutir en unos datos más moderados en el turismo español, para lo cual es necesario contrarrestar un eventual descenso con políticas favorecedoras de esta industria desde las distintas Administraciones. Desde Exceltur, se les ha transmitido a las instituciones públicas competentes unas líneas básicas, entre ellas: una más ágil, rigurosa y coordinada legislación de alcance nacional para las diversas comunidades autónomas ante el cada día más nebuloso uso irregular de viviendas de uso turístico; unas políticas fiscales que, con visión a largo plazo, no penalicen equívocamente al turismo o generen efectos disuasorios indeseados o contraproducentes (tasas turísticas, subida de impuestos locales, etc.); además de mejores políticas de promoción turística para una mayor puesta en valor y conocimiento externo de las múltiples infraestructuras, instalaciones y equipamientos disponibles en España, para favorecer los mayores flujos de tráficos de negocio, congresos y convenciones, reforzando la desestacionalización y la diversificación hacia segmentos de demanda de mayor ingreso por turista.
En Andalucía, los últimos datos publicados, correspondientes al mes de noviembre de 2016, refrendan el buen ritmo de la industria turística. Así, según datos ofrecidos por la Consejería de Turismo y Deporte de la Junta, se produjo un crecimiento del 7,6% en las pernoctaciones y del 4,3% en los viajeros alojados en establecimientos hoteleros, prolongándose así el buen momento que atraviesa esta industria en Andalucía y la tendencia de crecimiento sostenido que viene experimentando como destino, especialmente fuera de la temporada alta. El incremento de las estancias supera la media nacional en casi dos puntos y sitúa a Andalucía en segunda posición, detrás sólo de Canarias, en cuanto a movimiento hotelero registrado durante el mes de noviembre, mientras que continúa liderando el ranking de estancias de viajeros nacionales. Los establecimientos hoteleros de Andalucía sumaron el pasado noviembre 2,5 millones de pernoctaciones, que representan el mejor resultado de los últimos nueve años para este mes. En el acumulado de enero a noviembre, Andalucía alcanza los 49,4 millones de pernoctaciones, lo que implica un crecimiento del 8,1% debido principalmente a la intensidad del crecimiento del mercado internacional, que avanza un 13,3% y sitúa a Andalucía a la cabeza de las principales regiones turísticas españolas.
Todos de la mano
Ante este panorama de perspectivas moderadamente positivas, altamente condicionadas por cuestiones internas, pero sobre todo externas, es necesario que todos los agentes que intervienen en el devenir del país y de la comunidad aúnen fuerzas y converjan en una serie de criterios que posibiliten que las medidas que se vayan adoptando lleguen a buen puerto. Para ello, será necesario diálogo y entendimiento, tomar nota de los consejos de los expertos y poner el menor número de obstáculos posibles, con voluntad y ganas de hacer bien las cosas. Es esencial que la Administración escuche al empresario, al que día a día pelea por mantener y hacer crecer su empresa y sostener los puestos de trabajo que ha creado; el que sabe mejor que nadie cómo es posible, sin fórmulas magistrales ni baritas mágicas, mejorar las cosas y consolidar en conjunto una recuperación a la que aún le queda mucho para llegar a todos.
Para conocer el panorama que prevén los propios protagonistas, Andalucía Inmobiliaria ha entrevistado a empresarios y profesionales que arrojarán un poco de luz sobre lo que se puede esperar de 2017. Todas las opiniones en la revista 133. Ai

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